miércoles, 3 de noviembre de 2010


Una historia mágica, contada por Paloma. (Imágenes y Poesía). 

                                    "Cuando se conocieron, ninguno de los dos sabía del otro, nada.
Si algo los unió fue la mirada, atractiva y firmemente disimulada, segura de llegar si lo permiten ciertas almas.
Primero fue su boca -la de ella- donde él miraba, cuando cruzaron sus primeras y escasas palabras.
Después fueron sus ojos -los de él- donde ella se aferraba, dejando atrás un abismo al cuál ya no retornaba.
Él, en su apariencia, era de pocas palabras, concentrado en sus tareas caminaba a la par de ella.
Y la miraba.
Lo cotidiano, fue sembrando fantasías, las más descabelladas, las más libres y hermosas fantasías que están dentro tan calladas.

Una mañana, se levantó descalza, disimuló su corto camisón dentro del jeans, y abrió el portón de la casa.
Sintió en su cuerpo, que una brisa de ternura la abrazaba.
Imaginó que él la amaba.

Pero dio vuelta la cara, suspirando.
Caminó hasta la ducha, se vistió y desayunó, miró otra vez su agenda, colgó al hombro la cartera y se fue para el trabajo, intentando alejar esa loca idea.
Se entretuvo. Más de una vez pasó por la misma esquina, distraída.

Por las noches, cuando intentaba dormir, como un trompo de la infancia la imagen de aquel hombre iluminaba sus ojos, y no dejaba que duerma.
Quiso parar el reloj, para que él siempre estuviera.
Pero el tiempo pasa rápido, llegaba la despedida… no podía decirle nada.
Igual tuvo para él, apenas cuatro palabras.




Ya sentados a la mesa, ella no podía creer.
Bailaba entera su alma.
Sus piernas, como nunca tan elásticas.
Sus manos, meciendo el aire al compás de las miradas.






Lejos, muy lejos de donde estaban, se escuchaba una guitarra entre el sonido del agua.
Pájaros al medio día, cantaron con toda el alma.
Fue ahí, cuando él le robó un beso, sin decir una palabra.

Ella, se aferró al abrazo de ese hombre que nada le preguntaba, ni prometía un mañana, pero le dejó muy cerca la más sincera sonrisa, tan amplia, que lo delataba.
Lo vio subir al auto y mirarla, como diciendo palabras que jamás son pronunciadas.

                          Tan inmensa alegría, no tenía explicación. Tampoco la buscaba.
Invadida de serenas melodías, se dejó llevar por la noche, media noche y madrugada.
Y así pasaron meses, y algo más… sin importar a esta historia lo que algunos llaman "años",  "tiempo", o "distancia".
Pudo salir del abismo, sin retorno. Supo volver a ser fuerte.
Se transformó en Arco Iris, desde sus propios colores.
Brilló en la noche con luna, y brilló en la noche oscura.
Por él, brillará siempre.
Porque sabe que es su hombre -ese que tanto ha soñado-.
Y sueña ser la mujer -que ese hombre ha imaginado-.
Él, nunca dijo amarla…
Fiel a su apariencia, es hombre de pocas palabras."

                                                                                                                        Dedicado a "Merlín".

                                              (Creado el 5 de Agosto de 2010)